Desde el 29 de septiembre de 2013, con la entrada en vigor de la Ley 14/2013 de apoyo a los emprendedores, los contribuyentes, “buisiness angel” pueden deducirse en la cuota estatal del IRPF el 20% de las cantidades satisfechas en el período de que se trate, por la suscripción de acciones o participaciones en empresas de nueva o reciente creación, pudiendo, además de la aportación temporal al capital, aportar sus conocimientos empresariales o profesionales adecuados para el desarrollo de la entidad en la que invierten en los términos que establezca el acuerdo de inversión entre el contribuyente y la entidad.
La entidad cuyas acciones o participaciones se adquieran debe cumplir una serie de requisitos establecidos en la Ley.
Y usted se preguntará ¿Qué es un “business angel”? Pues bien, se trata de personas físicas con un amplio conocimiento de determinados sectores y con capacidad de inversión, que impulsan el desarrollo de proyectos empresariales con alto potencial de crecimiento en sus primeras etapas de vida, aportando capital y valor añadido a la gestión. Los business angels se diferencian de los inversores tradicionales y del capital riesgo en su implicación en la gestión de la empresa.
Al igual que las entidades de capital riesgo, se trata de inversores que apuestan por un proyecto empresarial, sin involucrarse en el día a día, pero aportando un valor añadido.
Otro concepto importante es el de Redes de Business Angels, que son organizaciones que tienen por objeto acercar pequeñas y medianas empresas, nuevas o en fase de crecimiento, con inversores informales y privados. Las redes de business angels cumplen dos funciones principales: reunir a los business angels y aumentar la eficacia de su proceso de contacto con proyectos de inversión interesantes. Por tanto si usted está interesado busque a su Red de Business Angels más cercana.
Resumimos para recopilar las características principales de los business angels son:
- Invierten su propio dinero
- Se invierte en la etapa inicial de la vida de una empresa.
- Sus decisiones de inversión pueden ser distintas a las motivaciones estrictamente financieras (satisfacción profesional, vinculación familiar, etc.).
- Invierten sólo en zonas próximas a su lugar de residencia.
- Los importes invertidos son muy inferiores a la media que dedican las entidades de capital riesgo en cada operación.
- La desinversión, suelen ser más lenta que en el caso de los inversores de capital riesgo.
- La rentabilidad es generalmente inferior a la obtenida por las entidades de capital riesgo.